30.10.13

Arde

Andas. Andas y te pavoneas si se ven a los ojos. Eres, aunque a veces más que ser pretendes no ser. Porque hay cosas que en la vigilia no se deben mostrar. Eres y son. Se toman. Se funden. O será que el mundo es el que se funde mientras ustedes arden. El corazón arde. A veces de alegría. Aunque tú muchas veces de alegría. Debería de ser así siempre, te dices, ¿cierto? Pero si así fuese todas las veces esto no sería tan especial. Ardes. Arde. Los fuegos artificiales parecen no cesar. Hay días en los que más que arder, quema. Estás pero no estás. Está pero no. Eres pero más que no ser, eres a medias. El sol se enciende, el sol se apaga, y se vuelven a encontrar. Tú te juras, te prometes cosas, algunas vanas y otras serias, sabes que habrá algo que jamás cumplirás. Le ves y sientes como el resto del mundo es un borrón, para bien y para mal. El mundo se te encoge mientras el universo se expande. Le dices que le ves a través del cielo cual constelación, que su nombre parece estar en mucha de la música que escuchas, que un mar se desborda dentro ti cada vez que te saca una sonrisa. Puede que sea cierto. Independientemente de ello, tú sabes que lo es. No hay sensación como su cuerpo junto al tuyo. Le escuchas decirte que su vida no es igual desde que estás ahí. El tiempo se detiene. Su mano toma la tuya. El pecho se te hincha, tus ojos se humedecen, y el júbilo te inflama. Ninguna palabra parece adecuada. No es necesario que digas nada. Los rayos del sol y todas las flores se viran hacia ti. Sonríes. En fin, creo yo que así se siente estar enamorado.

No hay comentarios: