24.3.14

A las cinco

Entreabro los ojos a eso de las cinco de la mañana, no hay sol ni ruidos de gente levantándose para hacer lo que deban hacer, un gallo se escucha demasiado lejos como para ser molestia alguna, hay un trino un poco desentonado en aquel árbol a la puerta del condominio que no es mío. Entreabro los ojos a eso de las cinco de la mañana, el desayuno se siente lejos, y cualquier deseo que pueda tener está atado a un globo color azul, flotando allá arriba. Entreabro los ojos, sólo tonos grises a la vista, la música descansa. Una sutil fragancia flota a mi alrededor, y siento una mano suave recorriendo mi cara mientras escucho, duerme.

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